26 dic 2010

Si uno está atento, puede observar, antes de que llegue el amor, una serie de detalles sutiles que lo anticipan. Como una brisa suave y fresca que anticipa una tormenta o como la oscuridad profunda que anticipa el amanecer. Cuando llega el amor, antes que él, cual mensajero, llega la magia.
La magia que produce encuentros, casualidades, lugares y momentos indicados. La magia que nos vuelve visibles a los ojos de otro.